Los escorpiones o alacranes (Scorpiones o Scorpionida) son un orden de arácnidos con los pedipalpos en forma de pinza y un aguijón venenoso en el extremo del cuerpo. Se conocen casi 1.500 especies actuales y más de 100 fósiles;[1] pueden encontrarse en casi todas partes del mundo excepto La Antartida y Groenlandia; algunas especies llegan a medir 23 cm.
Los escorpiones son animales depredadores cuya dieta consiste básicamente en otros invertebrados, particularmente insectos.
Para capturar a sus presas, esperan en las proximidades de sus refugios a que éstas se aproximen, detectando pequeños movimientos del aire y vibraciones del entorno mediante sus órganos sensoriales denominados tricobotrios.
Cuando la presa está suficientemente cerca, la toman con las pinzas, y luego la matan o paralizan con una picadura. El aparato inoculador del veneno se encuentra en el extremo posterior del opistosoma, en el telson. Éste consiste en una base bulbosa que contiene el veneno, las glándulas que lo producen y de una afilada espina curva, que sirve para inyectarlo. Sujetando a la presa ya inmóvil, utilizan los quelíceros para triturarla y desgarrar sus tejidos, a la vez que vierten por la boca un fluido digestivo, permitiendo así que las enzimas empiecen a licuar y macerar el alimento, ya que la digestión es realizada parcialmente fuera del cuerpo. Una vez predigerido, el escorpión ingiere este caldo semilíquido.
Los escorpiones suelen estar activos en un porcentaje bajo (entre 10 al 15 % del total de la población sale por la noche en busca de sustento), cuando salen esperan al acecho la cercanía de sus presas, llegando a devorar varios insectos por noche, pero cuando han conseguido el alimento y líquido (este último lo obtienen de sus presas y de la humedad del aire) suficiente permanecen largos periodos escondidos, los cuales pueden durar hasta varios meses durante los cuales su metabolismo se reduce al mínimo.
domingo, 30 de mayo de 2010
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